Primeramente, quiero desearle a todos mis lectores un feliz Día de Acción de Gracias.
En mi columna Consulta Migratoria® de esta semana recuento mi vida como inmigrante en los Estados Unidos y le agradezco a la vida por tantas cosas buenas que me ha dado.
Esta es la columna:
Mañana estaremos celebrando el Día de Acción de Gracias y tengo mucho que agradecer.
Hace casi 32 años llegué a los Estados Unidos. Como muchos inmigrantes, sobreviví muchas dificultades. Entiendo la vida del inmigrante que supera la adversidad para llegar a la prosperidad, porque he vivido en carne propia la pobreza, la separación familiar y la discriminación. Pero hoy en día, soy un abogado gracias a la visión de mi madre de venir a los EE.UU. y a las oportunidades que me brindó este gran país.
Tenía solo cuatro años cuando mi madre abandonó El Salvador en busca de una mejor vida para ella y sus hijos. Pasaron siete años antes que la volviera a ver.
Mi madre llegó a los EE.UU. en 1974 con una visa de turista, pero se quedó indocumentada. Consiguió la residencia permanente gracias al patrocinio de una familia para la cual trabajó como ama de llaves. Así fue como pudo regresar a El Salvador a buscarme a mí y a mi hermana para traernos a este país.
Al principio fue difícil adaptarme. Mi madre era soltera y tenía tres trabajos para sostenernos y además teníamos que compartir donde vivíamos con otras personas porque ella no podía pagar toda la renta.
Como no sabía hablar inglés, en la escuela me retrocedieron al sexto grado, aunque en El Salvador había terminado el octavo grado. Rápidamente aprendí inglés, pero debido a las malas influencias abandoné la escuela. Intenté regresar pero desistí porque me sentía fuera de lugar alrededor de alumnos menores que yo. Soy, como dicen en inglés, un “high school dropout”.
Mientras trabajaba en una gasolinera me enteré que podía ir a la universidad si pasaba un examen de equivalencia de bachillerato (GED). Así fue que ingresé a una universidad comunitaria, y eventualmente a la Universidad St. John’s donde obtuve una licenciatura en finanzas con honores. Luego obtuve un doctorado en leyes.
Soy abogado de inmigración porque deseo ayudar a otros inmigrantes que buscan una mejor vida. Por eso, he abogado por una reforma inmigratoria integral frente al Congreso y la Casa Blanca.
Hoy le agradezco a Dios por todas las bendiciones que nos ha dado. También, le doy gracias a mi madre por sus sacrificios para darnos una mejor vida y a todas las personas que nos han ayudado en el camino. Además, le agradezco inmensamente a los Estados Unidos por haber acogido a mi familia y darnos la oportunidad de obtener un mejor futuro.
Mi recorrido en este país es un ejemplo de cómo un inmigrante con convicción, estudios y perseverancia, puede alcanzar el sueño americano.